La dueña de esta pluma se ha lanzado a la vida silvestre en el parque frente a mi casa, huyendo del cautiverio doméstico. Ayer mi perro la persiguió, como suele hacer cuando la ve desde lejos, sin alcanzarla nunca, como de costumbre, porque la plumífera vuela muy bien. Pero se le escapó esta muestra que sostengo entre los dedos pulgar e índice.
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